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sábado, 10 de marzo de 2012
Homicidio imprudente. Bajo esta acusación será juzgado uno de los cuatro policías locales de Marbella que en febrero del año pasado participaron en la detención del ciudadano belga Lieven Franz Herman de Wilde, quien falleció mientras era reducido en plena vía pública. El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Marbella ha cerrado la instrucción del caso con la mencionada imputación contra uno de los agentes, mientra que en los otros tres sólo ha apreciado una falta de lesiones. Los cuatro policías se encuentran imputados y en situación de libertad sin fianza.
El auto del juez, al que ha tenido acceso este periódico, sostiene que el día de los hechos, De Wilde paseaba por la calle «con evidentes síntomas de estar alucinado por la ingestión de sustancias estupefacientes» y molestando a los viandantes, lo que dio lugar a la intervención de una patrulla de la Policía Local integrada por dos agentes que intentaron reducirlo.
Actitud hostil
«Ante su actitud hostil, hubieron de golpearle con las defensas, requiriendo asimismo la ayuda de dos ciudadanos ajenos a los hechos», asegura el juez. Según el auto, entre los cuatro consiguieron tumbarle, y como el detenido seguía ofreciendo resistencia se requirió la ayuda de otros dos policías, quienes trataron de inmovilizarlo; uno sujetándole las piernas y el otro presionándole la cabeza con su rodilla.
El juez considera que este último fue el que causó la muerte del detenido «al no darse cuenta de que estaba presionando con exceso con su rodilla en el cuello del fallecido», según asegura en el escrito, por lo que le imputa un presunto delito de homicidio por imprudencia grave, que el Código Penal castiga con penas de uno a cuatro años de cárcel y tres a seis años de inhabilitación especial.
De ser condenados, a los otros tres agentes les correspondería una pena de localización permanente (antiguo arresto domiciliario) de seis a 12 días o multa de uno a dos meses.
La causa a la que el juez atribuye el deceso es la que aparece en la segunda autopsia practicada al cuerpo de la víctima, y que fue realizada a instancias de su familia. La primera consideraba que De Wilde había fallecido a causa de la excitación por el consumo de cocaína. El segundo informe, firmado por el director del Instituto Universitario de Medicina Legal de Sevilla, Luis Frontela, y el especialista en medicina legal Mauricio Lorente, apunta a que el vecino falleció debido a una «asfixia por sofocación por obstrucción de la entrada de aire a través de la boca y de la nariz».
El informe pericial coincide con los testimonios prestados por varios de los testigos presenciales, que aseguran que uno de los policías, cuando el ciudadano se encontraba inmovilizado boca abajo y con las manos esposadas a la espalda, le presionó con su rodilla en la nuca hasta que perdió el conocimiento. Aparentemente, el juez ha dado crédito a estos testimonios.
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